SOBRE NOSOTROS

Las personas mayores representan un segmento de la población de gran tamaño y en crecimiento. Casi 700 millones de personas tienen ahora más de 60 años. En 2050, por primera vez en la historia de la humanidad, habrán más personas mayores de 60 años que niños en todo el mundo. 

Hay una necesidad urgente de asegurarnos que las personas mayores pueden participar de pleno en todos los ámbitos de la vida social. Aun así, las personas mayores suelen estar con demasiada frecuencia sujetas a discriminación, abandono, edadismo, exclusión y otras violaciones.

Las obligaciones respecto de las personas mayores están implícitas en la mayoría de los tratados principales de derechos humanos. No obstante, no existe un instrumento internacional dedicado específicamente a la protección de los derechos humanos de las personas mayores. La comunidad internacional no ha prestado suficiente atención a los obstáculos que dificultan el pleno disfrute por las personas mayores de sus derechos humanos.

Los derechos de las personas mayores son:

  • Igualdad y no discriminación por razones de edad.
  • Derecho a la vida y a la dignidad en la vejez.
  • Derecho a la independencia y a la autonomía: se reconoce el derecho de la persona mayor a tomar decisiones, a desarrollar una vida autónoma e independiente, a elegir su lugar de residencia y dónde y con quién vivir.
  • Derecho a la participación e integración comunitaria.
  • Derecho a la protección personal y patrimonial.
  • Derecho a la atención en situación de dependencia.
  • Derecho a disfrutar de un entorno saludable y seguro, así como a recibir asistencia socio-sanitaria.
  • Derecho a beneficiarse de los cuidados de su familia, a tener acceso a servicios sanitarios y a disfrutar de los derechos humanos y libertades fundamentales cuando residan en hogares y en instituciones donde se les brinden cuidados y tratamiento.

Eliminemos el edadismo y la discriminación por edad

"Contrarrestar el edadismo y eliminar la discriminación por edad resultan un punto de partida para el pleno disfrute de los derechos humanos de las personas de edad", afirmó Claudia Mahler. "No puede haber dignidad ni igualdad de derechos si las personas de edad siguen considerándose principalmente beneficiarias de cuidados y apoyo que ejercen presión en los presupuestos y los recursos".

La Sra. Mahler, Experta Independiente sobre el disfrute de todos los derechos humanos por las personas de edad, presentó su último informe en el 48º período de sesiones ordinarias del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, Suiza.

Según Mahler, el edadismo se manifiesta en estereotipos, prejuicios y/o discriminación contra las personas de edad basándose en la edad o en la percepción de que una persona es "mayor".

Al inicio de este año, el primer Informe mundial de las Naciones Unidas sobre el edadismo señalaba que la mitad de la población mundial discriminan a las personas de edad.

En el informe de Mahler se resalta que las políticas y leyes a menudo reflejan percepciones generalizadas de las personas de edad como beneficiarias de asistencia y cuidados. Esto sucede "pese al hecho de que estas constituyen uno de los segmentos más diversos de la población mundial".

"El edadismo está tan extendido en nuestra sociedad que en gran parte pasa desapercibido y es escasamente reconocido", aseguró la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michelle Bachelet en su intervención en un evento paralelo que abordaba el informe y sus recomendaciones.

"Para combatir el edadismo, debemos cambiar nuestra mentalidad y cuestionar la narrativa de fragilidad, dependencia y vulnerabilidad que pesa en las personas de edad", declaró Bachelet.

Edadismo: los efectos

Según Mahler, el edadismo y la discriminación por edad "delinean profundamente las realidades que viven las personas mayores". Los pacientes mayores de la asistencia sanitaria pueden verse expuestos a un lenguaje condescendiente y despectivo por parte de los profesionales de la salud, afirmó, y las personas de edad pueden percibirse como "insignificantes, descartables y una carga para la sociedad", lo cual genera violencia, abuso y descuido.

El informe también indica que las políticas y planes de emergencia no suelen tener en cuenta la situación y necesidades de las personas de edad, lo cual da lugar a la prestación de servicios y ayuda inadecuados, con consecuencias potencialmente graves para sus vidas y su salud.

Además, el edadismo agrava otras formas de desigualdad por razones de género, discapacidad, identidad de género y sexual, origen étnico, y de otro tipo. El informe subraya que para velar porque las personas mayores aprovechen el potencial de alargar la vida con dignidad e igualdad, es importante abordar la relación que existe entre la edad avanzada y otros "ismos", como el racismo, el sexismo y el capacitismo.

La necesidad de un cambio de paradigma

El informe indica la necesidad fundamental de erradicar el edadismo y la discriminación por edad. Mahler afirma que un enfoque de derechos humanos resulta necesario a fin de pasar del paradigma del bienestar "a uno que reconozca a las personas de edad como titulares de derechos que tienen las mismas garantías de dignidad, igualdad, participación, autonomía e independencia durante toda su vida".

Para ello, el informe recomienda que los Estados aceleren el desarrollo de políticas, leyes y medidas prácticas para combatir todas las formas de edadismo y de discriminación por edad.

Mahler solicita un tratado internacional exhaustivo relativo a los derechos humanos de las personas de edad, que prohíba toda forma de discriminación por edad y que ofrezca una normativa y orientaciones sobre cómo 'fomentar, cumplir y proteger con practicidad y precisión los derechos humanos de las personas de edad'.

Las voces, perspectivas y experiencia de las personas mayores también tienen que incorporarse en la formulación de políticas, sobre todo en los aspectos que más les afectan, añadió Michelle Bachelet.

"Sociedades más inclusivas, equitativas y amigables con los mayores serán más resilientes, sostenibles, seguras y justas", concluyó.

Envejecimiento saludable

Las personas mayores sanas e independientes contribuyen al bienestar de la familia y la comunidad y constituye un mito presentarlas como receptoras pasivas de servicios sociales o de salud. Sin embargo, en los actuales momentos, el número de personas mayores aumenta exponencialmente en coyunturas socioeconómicas complejas e inciertas y sólo las intervenciones oportunas permitirán potenciar la contribución de este grupo al desarrollo social y prevenir que se convierta en un factor de crisis para la estructura sanitaria y de la seguridad social de las Américas.

El envejecimiento saludable es un proceso continuo de optimización de oportunidades para mantener y mejorar la salud física y mental, la independencia y la calidad de vida a lo largo de la vida. Aquí comienza tu texto. Puedes hacer clic en este punto y empezar a escribir.

La clave para fomentar el envejecimiento saludable es optimizar la habilidad funcional, aun cuando el envejecimiento pueda reducir las capacidades gradualmente. Para ello, proporcionar una atención integrada y centrada en la persona es fundamental. 

Cómo conectar a las personas mayores a la era digital

En la actualidad, la población mundial está envejeciendo a pasos agigantados. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (2022), el porcentaje de mayores de 65 años en el mundo pasará del 10 % al 16 % en 2050. Sus estimaciones indican que, para entonces, el número de personas en esa franja de edad será casi equivalente al número de niños menores de 12 años. En la Unión Europea, la proporción de octogenarios prácticamente se ha duplicado en lo que llevamos de siglo (del 3,4 % al 6 %).

Esto presenta desafíos importantes para incluir y cuidar mejor a los miembros de este sector de la población, que pueden sentirse desconectados del tiempo que les ha tocado vivir.

Excluidos de la vida en línea

Aunque los avances tecnológicos nos han traído ventajas, como la posibilidad de estar más conectados e informados y compartir más cosas, también ha creado problemas para las personas mayores. Muchos individuos de avanzada edad se sienten excluidos, un sentimiento a menudo potenciado por la falta de habilidades tecnológicas necesarias para usar tabletas, teléfonos móviles, aplicaciones, altavoces inteligentes o asistentes de voz.

Según un informe de la Agencia Española de Protección de Datos (2024), la exclusión digital aumenta la soledad y marginación, ya que estas personas no pueden acceder a muchos servicios que ahora se ofrecen solo en línea. Y esto puede afectar a su salud mental y emocional de manera negativa.

No deja de ser una paradoja, porque como indica la investigadora Elisabeth Grey y sus colegas, la tecnología puede ayudar a que la gente de más edad se comunique y se sienta acompañada. Para ello es crucial diseñar dispositivos e interfaces que les resulten más fáciles de usar.

Investigaciones en curso

Actualmente, muchos estudios están abordando este problema no solo para entender mejor las dificultades específicas que enfrentan las personas mayores al adoptar la tecnología digital, sino para que esas herramientas ayuden a combatir efectivamente su soledad y aislamiento.

Otros investigadores también exploran cómo la facilidad de uso y la utilidad percibida influyen en la adopción de aplicaciones y plataformas en línea por parte de este sector demográfico.

Y por último, se están evaluando los potenciales efectos de la digitalización en su calidad de vida, bienestar emocional y conexión social.

Un ejemplo es el uso de chatbots o bots conversacionales, sistemas de comunicación que se adaptan a las preferencias y necesidades emocionales de los usuarios. Estos programas de inteligencia artificial pueden ser empáticos e identificar las mejores formas de utilizar la tecnología para incluir a las personas mayores y reducir su vulnerabilidad social.

Estrategias para cerrar la brecha digital

Para abordar este problema, es importante enseñar a las personas mayores a sacar partido de la tecnología y facilitarles que se aprovechen de sus beneficios. He aquí algunas líneas de actuación:

1. Alfabetización digital:

  • Aprender a utilizar dispositivos como tabletas y teléfonos inteligentes.

  • Navegar de forma segura por internet.

  • Usar redes sociales de manera segura, como configurar perfiles y ajustar la privacidad.

  • Realizar videollamadas.

  • Reconocer y evitar estafas en línea, como fraudes o premios falsos.

  • Descargar y usar aplicaciones.

  • Utilizar pestañas en el navegador web.

  • Familiarizarse con los servicios bancarios online y aprender a usarlos de forma segura.

  • Aplicar medidas básicas de seguridad cibernética, como crear contraseñas fuertes.

  • Identificar correos electrónicos maliciosos de phishing y enlaces sospechosos, solicitudes de información personal o mensajes poco claros.

  • Conocer las ofertas de entretenimiento en línea.

2. Uso de las redes sociales y las plataformas en línea:

  • Conectar con personas que comparten intereses y aficiones a través de redes sociales.

  • Acceder a actividades como escuchar música, leer noticias o participar en sesiones de yoga, pilates o mindfulness a distancia.

  • Participar en actividades virtuales que promuevan el intercambio de ideas y experiencias entre diferentes generaciones.

  • Unirse a clases virtuales sobre diversos temas.

  • Apuntarse a desafíos como escribir relatos cortos, compartir recuerdos históricos o participar en concursos de fotografía.

  • Utilizar plataformas como TikTok para compartir tradiciones familiares y conectar con personas de diferentes edades.

3. Desarrollo de aplicaciones amigables:

  • Los expertos deben crear interfaces simples y bien organizadas.

  • Usar colores y contrastes que faciliten la lectura de los usuarios mayores.

  • Incorporar una navegación clara para que puedan moverse por la aplicación fácilmente.

  • Incluir funciones de búsqueda que les permitan encontrar lo que necesitan de manera rápida y sencilla.

4. Servicios de teleasistencia y telemedicina:

  • Los mayores deben contar con líneas de teleasistencia disponibles las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

  • Acceder a consultas médicas virtuales a través de plataformas especializadas en internet.

  • Disponer de dispositivos que puedan alertar y monitorear la salud de manera remota.

Estas herramientas prácticas pueden ayudar a cerrar la brecha digital entre las personas mayores y el resto de la sociedad. El objetivo será promover un envejecimiento más activo, informado, saludable y, cómo no, conectado a la era digital.